Trastorno infantil del desarrollo que consiste en una incorrecta percepción del tiempo y del espacio, las dos coordenadas de la identidad personal. Los síntomas más habituales son los siguientes: alteraciones en la ordenación e integración de la formación; inversiones gráficas; dificultades para organizarse; inseguridad, falta de decisión, dualidad; problemas psicomotores o vegetativos, y tensión emocional, que se manifiesta por la irritabilidad, falta de equilibrio emocional y problemas de relación del niño.
Un ejemplo de lateralidad se ha constatado en la resolución de problemas matemáticos; dado que el niño no percibe el tiempo y el espacio de forma correcta, no es capaz de resolver u problema de este tipo, porque la matemática está estrechamente relacionada con el espacio, igual que la lengua escrita. Son códigos que en nuestro ámbito cultural diestro leemos de izquierda a derecha y de arriba abajo. Así, «123» posee un significado. Pero ¿qué cuando leemos al revés? Se lee de esta manera cuando hay un cruce, cuando no se ha definido adecuadamente cuál es el hemisferio cerebral dominante o se ha contravenido su tendencia natural. Pero no es únicamente un problema que afecta los zurdos; también hay diestros contrariados o con una agudeza visual deficiente en su ojo director, que ocurre, al contrario, o que aún no han decidido cuál es su hemisferio dominante.

Es responsabilidad de los padres y de los educadores la detección del problema de lateralidad que sufre el niño, porque es habitual que este escriba a la inversa, pero no lo es que esto suceda a los seis, nueve e incluso a los catorce años. Aunque la lateralidad terminará evolucionando y fijándose a los nueve o diez años, cuando el niño accede al grado escolar correspondiente a los cinco años (párvulos) hay que determinar si va a ser diestro o zurdo. Para ello hay que observar con qué mano saludan, con qué pie golpean una pelota, entre otros. Pero no hay que dar importancia a ciertas acciones condicionadas, como con qué mano come o escribe, que están claramente influenciadas por la cultura y el aprendizaje consciente. Lo verdaderamente importante es observar las acciones cotidianas del niño, quien no debe ser sometido a pruebas; un mal diagnóstico puede agravar el problema o aún crearlo en determinadas circunstancias.
Referencias bibliográficas:
Diccionario de Pedagogía y Psicología (1999). Editorial Cultural, S. A.